Anduve sobre el agua de tu mente,
nadé bajo la tierra de tus pies,
dormí bajo el sabor de tus cafés
que bebí de tus labios tan urgente.
Te amé con la verdad del que no miente,
borré la oscuridad que tú no ves,
y al final todo vino del revés
en mi alma tan normal y decadente.
Difícil asumir tu voz callada,
cuando hermosa llegaba hasta mi oído
y endulzaban mis penas con tus mieles.
Difícil entre todo no hallar nada,
nada distinto al simple y puro olvido
sin que sepas mi amor cuánto me dueles.
lunes, 16 de marzo de 2009
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