Dentro de mi pecho afloran
sensaciones prohibidas,
porque serás siempre ajena,
porque nunca serás mía.
Sólo con mirar tu rostro
amanece un nuevo día,
y si existe oscuridad,
la disipa tu sonrisa.
Eternamente hermosa,
siempre perfecta y sencilla
como fina agua de lluvia
que me purifica y limpia.
Bastó una sola mirada,
tan fugaz como la brisa,
para rendirme ante ti,
y dejarme hecho cenizas.
Nacer en tiempos distintos…
que infinita es la ironía
de los golpes del amor,
de la crueldad de la vida…
Quisiera sentir la fe
que a los creyentes alivia
Para poder llenar mi alma
en tu mano suave y tibia…
Y si sólo creo en ti
sólo tú sanas la herida
de mi herido corazón
que sin ti no cicatriza.
jueves, 4 de diciembre de 2008
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