Sin ti no puedo vivir,
hace tiempo me di cuenta.
Sin ti no puedo morir
no se apagará mi estrella,
si no consigo que tu alma
a mi letra se estremezca.
Continúo mis esfuerzos
por mantener mis promesas,
y me voy volviendo débil,
necesito tu presencia,
necesito oír tu voz,
y tu sonrisa muy cerca.
La vida me ha enseñado
que la única que gobierna,
los espíritus sin rumbos,
es ella, la única dueña
del calor de las pasiones
que a unos arde y a otros hiela.
Yo inventaré la palabra,
que quizá tú nunca leas,
pero sé que llegará
a romper la fortaleza
que guarda tu corazón
y lo envuelve entre tinieblas
que me mantienen oculto
bajo ninguna apariencia.
Yo te sigo describiendo
entre lienzos y entre arenas
conjugando cualquier rima
que hagan bello este poema
que simplemente eres tú,
el latido que me lleva,
y simplemente eres tú
esa luz que me sustenta.
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Al menos, ella es poesía...
ResponderEliminarCualquier cosa puede serlo. No sé si conocerás a Salva Dávila, es uno de los mejores músicos que tiene este país y una noche hablando con él después de un concierto de Lorca en Torrelaguna, me dijo que la poesía tiene que ser triste, que él no concibe la poesía alegre. Y yo estoy muy de acuerdo con él y ese pensamiento es una constante a lo largo de todos mis escritos.
ResponderEliminarNo es cierto. La poesía viene también de la alegría, y tú lo sabes.
ResponderEliminarLo que pasa es, que es en los momentos más tristes, cuando el alma se ahoga y busca una tabla para salvarse, que nos llama la poesía y entonces, los poemas tristes, todos ellos, son los que más nos identifican.
Claro que se pueden escribir poemas con un fondo optimista. De hecho, según se mire, hay algunos tristes que esconden la luz de la esperanza, la luz de un momento de fortaleza en el dolor. Lo que ocurre es que son más impactantes los tristes y quizá, más contudentes.
ResponderEliminarNo lo sé. Creo que sólo comparto tu opinión para personas ajenas a la poesía. No es tu caso. Tú sigues siendo igual de bueno escribas de lo que escribas.
ResponderEliminar¿No eran igual de buenos tus poemas alegres? ¿No eres tú la misa persona, el mismo poeta?