Bienvenido el dolor insoportable
que me borra tu imagen un segundo,
liberando el pesar frío y profundo
del alma sin remedio e inestable.
Regreso a la existencia miserable
de encontrarme tan lejos de tu mundo,
y al mío con lágrimas inundo,
para olvidar la dicha inalcanzable.
Bienvenido el dolor que purifica
la libertad del ser para volar
mas te miro otra vez y me sentencio...
y la inservible voz grita y suplica
el momento oportuno y terminar
dejándome embriagar por el silencio.
viernes, 30 de enero de 2009
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