Acógeme en tu regazo,
vertedero de las almas,
porque el tiempo se ha parado,
porque ya no queda nada.
Sabes que no haré ruido
ni derramaré más lágrimas,
porque no queda ninguna
que resbale por mi cara,
déjame por los rincones
solitarios de tus aguas.
Vengo por mi voluntad,
vertedero de las almas,
de verdad no quiero hablar
ni te importan mis palabras,
porque las almas aquí
permanecen tan calladas
y se puede imaginar
que has oído mil batallas
de los que aquí permanecen
que tienen la voz sellada.
Puede que hayan olvidado
aquellos golpes de espada
que los trajeron contigo
derrotados de esperanza.
Acógeme en tu regazo
vertedero de las almas
porque ya no quedan fuerzas
ni heridas que no sangran
por las flechas de Cupido,
por las historias soñadas,
por las ganas de un abrazo
cuando nace la mañana.
Aquí quiero descansar
acordándome de nada.
Aquí quiero descansar
vertedero de las almas.
domingo, 3 de octubre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Lo primero que he pensado al leerlo, ha sido,yo también quiero descansar en ese Vertedero, junta a esas almas que yacen sin esperanzas, a las que ya no les quedan lágrimas, ni fuerza...sólo quiero descansar sin acordarme de nada.
ResponderEliminarIntenté expresar el estado absoluto de la derrota, del abandono completo del camino. ¿Qué mejor lugar para retirarse de todo que un vertedero donde los enseres permanecen eternos sin mediación de nadie? El vertedero de las almas debía ser lo mismo, un lugar donde nadie recuerde el porqué está ahí, donde se pueda olvidar los motivos que te derrotaron y poder, al final de todo, descansar.
ResponderEliminarMuchas gracias, Princesa. Y, desde luego, mucho ánimo, tu alma no encajaría en ese vertedero, estoy seguro. Un besito