Buscando el frío que a mi alma resguarde
de la mediocridad, de la inclemencia,
del deterioro fuerte de tu ausencia
de la debilidad del ser cobarde.
No hallo el valor de la palabra que arde
dormida en un remanso de paciencia,
esperando a la maldita evidencia
de que para mí es demasiado tarde...
porque ya no hay esperanza que incube
las pequeñas ilusiones y esbozos
de amaneceres sobre un mismo cielo.
Y es que todo se ha mezclado en la nube
de la visión marchita y los destrozos
de mi alma que por fin consiguió su hielo.
lunes, 29 de diciembre de 2008
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