domingo, 23 de noviembre de 2008

SONETO XI "Quijote"

Con la música de un triste bolero
dibujo tu cara sobre la mesa,
y tus ojitos de niña traviesa
dan al dibujo la luz de un lucero.

Pongo un corazón con un gran te quiero,
y en mi espíritu la firme promesa
de adorar para siempre a mi princesa,
como hizo aquel hidalgo caballero,

que un día luchó todo por su amada.
Armado con su escudo y con su lanza
combatió contra molinos de viento.

De repente te has convertido en mi hada
luz que aviva el dolor y la esperanza
y en la esencia de todo sentimiento.