miércoles, 21 de abril de 2010

SONETO LXXIV "Deuda"

Deuda del corazón que no se salda
contraída con la desesperanza.
Y sé que lo mejor de mí no alcanza
para tener tu brillo de esmeralda.

Y sueño con la seda de tu espalda
en el claro de luna que relanza
los duendes de la luz que con su danza
llevan los alfileres de tu falda.

Este millón de besos se congela,
quedando en las burbujas de corales
y el dolor es ahora una costumbre.

Pasa el tiempo y el alma aún anhela
encontrarte en estrellas boreales
y que sea tu luz la que me alumbre.