domingo, 11 de abril de 2010

ROMANCE LXXII "Otro final"

Llueven heridas del cielo
de lágrimas cristalinas
de los ojos de los aires
de este fuego que se enfría.
Ya comienza la mañana
y el dolor es de vitrina;
sólo puedo recordar
esa luz de tu sonrisa
que era el remedio de todo
y ahora falta en mis días.
Tengo un traje que es de acero
y mi senda es de espinas,
cada paso es más dolor
y creciente la agonía
porque no te puedo ver
y ya nada es optimista.
Los luceros se han marchado
y en el alba no titilan
las estrellas de tus ojos
ni el sabor de tu piel tibia.
¿Dónde ha ido mi entereza
y la fuerza que tenía
para poder resistir
esta sal en mis heridas?
Y es que ahora estoy yo solo
nadando en las pesadillas
de la soledad del mundo
de esta historia que termina.