Mis ojos han distinguido
una lágrima en la lluvia
porque ha brotado desde ellos,
ocupados en tu búsqueda.
Otra lágrima se añade
a este mar de eterna duda,
sobre el sitio dónde estás,
mi niña de blanca luna.
Esta cascada incesante
a mis sentidos enturbia
y ha fundido hasta la luz
que hacia tu sendero alumbra.
Destino cruel, implacable,
que hasta del llanto se burla
porque te esconde y te cubre
con un mar de intensa bruma.
Otra más, cae otra lágrima,
tan dulce como esa fruta
que son para mí tus labios
y que en sueños se disfruta,
pues en mi oscura verdad,
y con magia de las brujas
te me haces inalcanzable
y mi fuente de amargura,
y te pierdes en el mar,
tan envuelta entre su espuma...
sábado, 20 de diciembre de 2008
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