Para aliviar la pena es tu mirada
lo único que mi alma necesita.
No tanto la riqueza que me invita
a la existencia vana y acabada.
Si falta tu sonrisa, todo es nada
aunque reine el palacio y la mezquita,
aunque el dinero deba pedir cita
y hacer cola en la vida financiada.
Lo que yo necesito es tu humildad,
cobijarme debajo de tu abrigo
muy lejos del poder y su maldad.
Y seré feliz sólo si consigo
ver tus ojos como única verdad
y poder despertar siempre contigo.
viernes, 10 de septiembre de 2010
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