miércoles, 26 de noviembre de 2008

ROMANCE XII "Transportista de sueños"

Aquel respaldo ancho y suave
deja volar pensamientos,
al son de viejos raíles,
sobre este mundo imperfecto.
Suena el anciano silbido,
me reclino en el asiento,
aquí comienza mi viaje
entre mi espacio y mi tiempo.
Y arranca el ferrocarril,
y se siente el movimiento,
a través de la ventana,
el paisaje va corriendo.
Mis ojos se van cerrando,
se elevan todos mis sueños,
mis preguntas sin respuesta
van nublando el firmamento
porque mis sueños no saben
lo que puede estar bien hecho.
Y sigue adelante el tren
ya nos sirven el almuerzo,
la señora me sonríe
mientras pone los cubiertos,
y me siento como en casa,
encontrándome tan lejos.
En el tren cosmopolita
cuatrocientos pasajeros,
que nunca se habían visto
comparten un mismo techo,
y algunos están hablando,
los otros guardan silencio,
muchas razas y colores,
y una infinidad de atuendos
viajan juntos en el tren,
en el máximo respeto.
Y mi ánimo torna triste.
Puede que en este momento,
en el campo de las minas,
un niño se esté muriendo,
con el rifle entre sus manos
y su sangre por el suelo.
¡Qué ridícula metáfora,
cobardía del gobierno!,
otro más, qué más les da,
otro muerto es otro muerto.
Ahora estará mejor,
dio su vida por su pueblo,
dónde lo mataba el hambre
en el suelo polvoriento.
Y mi ánimo torna triste.
Quizá un inmenso aguacero
se dirija a destrozar
ese pequeño terreno
donde la familia pobre
tiene sembrado el sustento.
Y mañana no habrá más
que lágrimas y lamentos
y una estúpida noticia
mostrando sólo el tormento,
de este grupo de personas
sin trabajo ni alimento.
Dentro del vagón del tren,
todo parece un secreto,
un secreto tolerante
de paz, amor y respeto.
Voy viendo por la ventana
ese paisaje perfecto,
que don Antonio Machado
dibujaba entre sus sueños.
Son los Campos de Castilla,
con su sol de terciopelo,
su precioso atardecer
que se pierde por los cerros.
Aún se puede oír su voz
en el paraíso eterno,
cantándole a Leonor
bajo el estrellado cielo.
Voy llegando a mi destino,
el final de mi paseo,
dentro del vagón del tren,
van quedando los recuerdos,
de aquel respaldo ancho y suave,
Del personal al completo,
mis compañeros de viaje,
del son de raíles viejos,
de don Antonio Machado
y de aquellos pensamientos,
que aunque sea una utopía,
todavía creer quiero,
en un planeta mejor
sin papeles ni rodeos.
Este tren se ha detenido,
y salen los pasajeros.
El viaje dio para mucho,
y ahora nostalgia siento,
de este, mi vagón del tren,
transportista de los sueños.