Mecida por el viento, tu alma crece,
me apresa con la luz de ente secreto
y en mi alma quebradiza surge el reto
de ser el hombre que tu ser merece.
Tu imagen en la noche se parece
a la música de un bello soneto
y la guardo y convierto en amuleto
y en el sol del que mi vida carece.
Hay mil cosas que debo agradecerte;
has llenado de luz y aliento al sueño
y la pena en sonrisa se convierte.
No me quiero rendir, pondré mi empeño
en mi último suspiro y última muerte
para poder ser de tu amor el dueño.
sábado, 29 de noviembre de 2008
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