miércoles, 21 de julio de 2010

SONETO LXXVII "Nunca digas nunca".

No pensé que vería tus reflejos
en los espejos de aguas de cristal,
si nuestro encuentro fue una herida en sal
y de ti me alejaban los consejos.

La vida volvió con retos complejos;
el corazón no es nunca racional,
cuando sentí tu luz angelical,
no volaron los trastos, sí los tejos.

Hoy me pregunto cómo fue posible
soñar tu piel en un cielo de seda
y ver que en las creencias yo me pierdo.

E intenté tocar tu fibra sensible
escribiendo la rima que se queda
perdida junto a mí en tu recuerdo.

5 comentarios:

  1. Hola he dado con tu blog a través de Sandra. Tienes un don para los sonetos, me encantan, tristones, melancólicos, con mucho sentimiento y románticismo.
    La poesía nunca ha sido mi fuerte, pero de un tiempo a esta parte empiezo a pensar que se debe a no haber dado con las lecturas adecuadas.(no se si me explico)
    Te sigo y te leo, ok?
    Saludos!

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  2. Por cierto,
    me ha hecho mucha gracia lo "vivir en Marbella,para mi desgracia".
    Jeje, tienes sentido del humor!

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  3. Muchísimas gracias, Princesa Amidala. Y sobre todo, bienvenida. Sí, es posible que en algún momento encontremos una lectura que nos haga sumergirnos en mundos que hasta ese momento, no habíamos considerado para nada atractivos. Espero que en este lugarcito, encuentres al menos, esa chispa de magia que desprenden las letras.

    Para mi desgracias y grande... ^_^. La verdad lo puse porque me salió de repente, reflejo de los estados anímicos, pero al menos, ha quedado llamativo.

    Muchas gracias y un saludo cordial.

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  4. Si cierro los ojos y la recito me memoria, pareciese que es el mismo Becquer el que estaría a mi lado leyéndola a mi oído.

    TreintaAbriles

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  5. Ahora que he vuelto a leerlo, sí que es verdad que tiene un aire del romanticismo español. Gracias mil por el comentario, es todo un honor.

    Saludos.

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